7 pistas para saber si tienes intoxicación emocional
Una emoción en sí no es ni buena ni mala persé, sin embargo, cuando esa emoción te desconecta de tu equilibrio emocional y dejas de tener bienestar dentro de ti y fuera de ti, y tu emoción no solo te afecta a ti sino también a las personas que te rodean, entonces ahí ya tienes una pista para reconocer que esa emoción puede ser tóxica, especialmente si te bloquea, si te toma por completo y no te permite avanzar, desarrollarte y progresar.
Hay que saber discernir porque a veces puedes detectar el miedo como una emoción que te puede bloquear en un momento dado y parar para pensar si es un bloqueo o simplemente una alerta que te protege de un peligro es importante.
Es importante que te dediques un tiempo diario para tu cultivo espiritual interior, para la reflexión y la meditación, para la búsqueda del crecimiento y la superación.
¿Cómo puedo reconocer si estoy intoxicado emocionalmente?
Reconocer esto a veces no es ni simple ni fácil, pero hay pistas que son como indicadores que te muestran la posibilidad. Veamos algunos:
La reactividad
La reactividad en sí no es mala, pues la física indica que toda acción tiene una reacción igual u opuesta. Pero si esa reactividad responde a la vulnerabilidad, a sentir la necesidad de estar a la defensiva todo el tiempo como si alguien te estuviese atacando, si te tomas mal todo lo que te dicen, si lo entiendes todo de forma equivocada malinterpretando las palabras eligiendo siempre el lado negativo, posiblemente te sientas bloqueado, tu autoestima esté por los suelos y los problemas relacionales con seguridad estén presentes en tu vida con discusiones frecuentes, faltas de respeto, intento de control o manipulación etc.
La intransigencia
Es bueno tener límites saludables, y saber qué quieres en tu vida y qué no. Pero un límite saludable también es flexible, puede adaptarse según la situación. Sin embargo, si tu necesidad de tenerlo todo controlado te ha convertido en una persona exigente, dura, crítica, no solo con los demás sino también contigo misma… es hora de comenzar a pensar si realmente necesitas revisar tus valores. Ser algo más compasivo y amable contigo y con los demás sería un buen comienzo.
El escapismo
Buscas la anestesia de tus emociones para evitar afrontar la realidad, y buscas la seguridad y la tranquilidad en un mundo de fantasía. Horas interminables en videojuegos, maratones de series, perderte en las redes sociales, viajar constantemente de un lado a otro, drogas, alcohol son algunas de las actividades modernas que favorecen la evasión y el hacer frente a las responsabilidades. Desconectar un rato está bien, sería un escapismo saludable, porque te desconectas por un rato, relajas la mente y no hay luchas ni rigor, y se puede asumir una distancia necesaria psicológica para resolver un problema, pero cuando haces del escapismo tu forma de solucionar algo, ahí es donde comienzan a surgir los problemas porque no afrontas la realidad, no la solucionas, huyes de ella. Tus propios sentimientos te abruman, tu realidad te asfixia y le pones unas tupidas cortinas de por medio para evadirte porque te sientes totalmente bloqueado.
El juicio y la culpa
La culpa es algo que daría para un libro y no es lo mismo sentir culpa a sabiendas de que has hecho algo mal realmente, a esa culpa que exige de ti a nivel interno que te estés fustigando y castigando constantemente y proyectas tus miedos, inseguridades y frustraciones al mundo que te rodea.
Tus bloqueos emocionales te impiden reconocer lo que ves fuera y menos aún ser empáticos con lo de fuera y puedes estar emitiendo juicios durísimos contra ti y también contra los demás y ocasionalmente expresando esos juicios con agresividad, contra ti y también contra los demás.
El auto sabotaje
Y esto daría también para otro libro. ¿Cuántas veces te has saboteado a ti mismo por miedo a avanzar? Seguramente muchas. Tomar decisiones, hacerte responsable de ellas, conseguir objetivos, es algo que se te puede estar haciendo un mundo y de forma subconsciente te buscas mil excusas para boicotear tu avance porque el miedo ha tomado el control y te impide lograr tus objetivos.
La insatisfacción
A veces ni siquiera eres capaz de reconocer tu valía ni premiarte por tus logros porque en tu cabeza está el pensamiento de “no es perfecto, no es lo suficientemente bueno, podría ser mejor” etc. De esta forma, nunca te permites ser feliz, ni sentir satisfacción por el trabajo realizado y mucho menos, premiarte por ello.
La ansiedad
La ansiedad pone tu vista en el futuro, vives en la incertidumbre del futuro en lugar de disfrutar del momento presente, y todo lo que ves en ese futuro te resulta peligroso y amenazador generándote un cuadro de nervios o estrés que sostenido en el tiempo te puede generar problemas reales de salud. Cuida tus hábitos, come saludablemente, duerme al menos 7 u 8 horas, haz un poco de ejercicio, sal que te dé el sol y el aire, medita, reflexiona, sé consciente de lo que te provoca ansiedad y si necesitas ayuda profesional búscala.
¿Y ahora qué hacemos?
El paso más importante es reconocer qué comportamientos te son familiares y están presentes en ti, porque reconocerlos y aceptar la evidencia ya es un gran paso para comenzar a andar el camino de recuperarse a si mismo.
Limpiarse emocionalmente puede no ser sencillo, pero no es imposible y una vez que seas consciente de que necesitas ese cambio en ti, no solo buscaras la forma de hacerlo sino que te recuperarás y lo que es mejor, recuperarás tu capacidad de hacer avanzar tu vida de manera saludable.
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